(María Luisa Bombal Anthes; Viña del Mar, 1910 - Santiago de Chile, 1980) Escritora chilena que perteneció a la narrativa de la llamada Generación de 1942, en la que la presencia de lo tradicional, junto al elemento social y lo innovadoramente creativo, eran características comunes a pesar de las distancias entre sus autores, a menudo muy diversos. En ocasiones se censuró, injustamente, su falta de compromiso, cuando en realidad su obra se adentra en la condición femenina para resaltar su radical soledad ante a la racionalidad masculina que domina el entramado social, empleando para ello técnicas narrativas renovadoras que profundizan en la psicología de sus personajes y se alejan del realismo.
De padre argentino y de madre con ascendencia del norte de Europa, María Luisa Bombal creció entre la literatura castellana y las germánicas, por lo que conoció prontamente las obras de Goethe, entre otros autores. Uno de sus escritores preferidos en la infancia fue Hans Christian Andersen, lo que quizá le marcó la preferencia por los ambientes y situaciones maravillosas. A la muerte de su padre (1923), la familia se trasladó a París, donde cursó sus estudios secundarios y universitarios. Su tesis de licenciatura, presentada en la Universidad de la Sorbona, trató sobre la obra de Prosper Merimée.
De vuelta en Chile en 1931, Pablo Neruda, entonces cónsul en Buenos Aires, la invitó dos años después a viajar al país vecino, donde la autora residió hasta 1940. Allí conoció a escritores como Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Silvina Ocampo y Manuel Mujica Láinez y desarrolló una intensa actividad en el círculo de la revista Sur. Ya en Chile, un desengaño amoroso la motivó a viajar de nuevo y se desplazó a los Estados Unidos, donde un tiempo después contrajo matrimonio con el francoamericano Rafael de Saint Phalle.
Su producción literaria no fue amplia en cuanto al número de obras publicadas, pero sí singular por la intensidad de sus contenidos. Además de evocar parte de sus experiencias, sobre todo las de los primeros viajes, su tema preferente es el de la soledad de la mujer en un mundo dominado por la racionalidad de los varones. Influida por la obra de Selma Lagerlöf y de Virginia Woolf, la presencia soterrada del conflicto y el tratamiento de lo psicológico son dos constantes de sus obras.
Lo más destacado de su producción se halla reunido en La última niebla (1934) y La amortajada (1941); en 1942 recibiría el Premio Municipal de Novela por la edición chilena de ambos libros. Estas dos obras marcaron la renovación de la novela latinoamericana, ya que respondían a una idea diferente de lo que debía ser la narración, y anticiparon el clima que está en la base del movimiento de literatura fantástica que promoverían Borges y Adolfo Bioy Casares en los años cuarenta.
En estas obras, María Luisa Bombal rechazó la novela como mera narración de los hechos, abandonó el relato testimonial (naturalista) y se acercó poéticamente a las motivaciones ocultas de la conciencia individual. Aunque algunos críticos tildaron su obra de "no comprometida" con la realidad, sus textos constituyen un documento para la historia social y cultural de Latinoamérica. En sus obras se repiten situaciones de pérdida, acoso y búsqueda en sus protagonistas, reflejando el conflicto entre lo femenino y lo masculino.
En La última niebla, además del extenso relato de este nombre, figuran otros cuatro: "El árbol", "Trenzas", "Lo secreto" y "Las islas nuevas", acompañando la novela corta que da título al segundo libro, "La historia de María Griselda", que la complementa.
Narrada por su protagonista, "La última niebla" es la historia de una mujer recién casada con un primo suyo, fuertemente unido al recuerdo de su primera mujer, muerta pocos meses antes, después de sólo tres de matrimonio. La recién casada se ve obligada por el marido a imitar a su difunta mujer, que sigue considerando perfecta. Una noche, durante una estancia en la ciudad, la mujer acompaña a un silencioso desconocido hasta una casa abandonada donde se le entrega. A partir de este momento, nunca dejará de pensar en él; será el recuerdo de su aventura nocturna lo que le ayudará a soportar su tediosa vida.
Su amor por el desconocido es tal que sobrevive por encima del dolor y la ausencia, y sólo el pensamiento de que existe y de que, en algún rincón del mundo, piensa en ella algunas veces, le hace la vida tolerable. Un día incluso cree descubrirle en el interior de un coche que se acerca y luego pasa sin detenerse. Pero cuando le confiesa a su marido su vieja aventura, éste le dice que jamás ha salido sola de casa por la noche, que el día al que se refiere se propasó en la bebida y que tal vez vio un fantasma.
Al volver a la ciudad en la trágica circunstancia del suicidio de su cuñada, se dedica a buscar la casa donde hace unos diez años vivió su aventura, y cuando la encuentra, la mujer que habita en ella le dice que el dueño de la misma lleva muerto más de quince y que era ciego. Después de esto sólo resiste la tentación de matarse porque se da cuenta de cuán ridículo resultaría hacerlo a su edad, y sigue a su marido para entregarse insensiblemente a una vejez sin entusiasmos ni recuerdos, mientras la niebla inmoviliza las cosas a su alrededor, borrando incluso el pasado.
"El árbol" tiene por protagonista a Brígida, la menor de seis hermanas, a quien su padre considera tonta, casada con un amigo de éste. Pero tampoco en el matrimonio encuentra la comprensión esperada, y únicamente resiste al lado de su marido porque se refugia en la intrincada selva de sueños que despiertan en la pared de su vestidor las ramas de un gomero que se levanta frente al mismo. Cuando lo derriban, Brígida, que sin el abrigo de las sombras de las ramas del árbol se siente desnuda en la habitación también desnuda, ya no es capaz de seguir junto a su marido y lo abandona.
La protagonista de La amortajada acaba de morir cuando el relato comienza; pero por la noche, mientras sigue amortajada encima de la cama, se le entreabren los ojos y, sin que los demás lo adviertan, ve cuanto pasa a su alrededor; la vista de quienes van a visitarla le trae recuerdos de su pasado, como a éstos se los trae la visión de la muerta. Así, a base de sus recuerdos y los recuerdos de sus allegados, del primer hombre a quien se entregó siendo aún muy joven, del padre, el marido, los hijos, la hermana... se va entretejiendo la historia; hasta que llega un momento en el cual la protagonista, tras sufrir "la muerte de los vivos", anhela "la segunda muerte: la muerte de las muertos". Se trata de una historia tensa, de incomprensiones e irresistibles anhelos, en la que no faltan momentos estremecedores.
Esta narración se complementa con la "Historia de María Griselda", nuera de "la amortajada", contada por esta última; una mujer perseguida que, debido a su extraordinaria belleza, ha de sufrir que su marido la relegue a un lejano fundo de tierras sureñas. Extraordinarios retratos, sobresalen en todas estas historias los personajes femeninos, que en no pocas ocasiones se debaten entre la realidad y el sueño; son mujeres casi siempre incomprendidas, con una rica vida interior, que persiguen algo indescriptible que se les escapa, algo evanescente que se halla más allá de su propia conciencia; mujeres que, ajenas a cuanto les rodea, intentan defender su libertad y su condición de mujer.
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